Vamos rumbo a algún lado, todo esta arriba de este viaje: recuerdos, anécdotas y quemaduras por descuido. Miro por la ventana y veo todo el camino que nos pone en frente el destino: un par de paradas para comprar souvenires, refrigerios, etc… nada me llama la atención. Sigo buscando.
Lo encuentro después de un rato, pregunto el precio: “¿eso? No tiene precio llévatelo”. Lo guardo en el bolsito blanco, casi traslúcido, y sigo mi viaje, tranquilo y feliz de encontrarlo.
De vuelta en casa me espera ella, Dennis Prudence.
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