sábado, 23 de octubre de 2010

Dorada

Son las 6:30 de la tarde las calles están repletas de autos, en uno de esos voy yo Ricardo Pascal, despreocupado después de un día de estudio. Cansado, hambriento y con sueños a seguir. Espero la luz verde para irme de este horroroso calor, con uso "indebido" de aire acondicionado a todo dar.

Mientras espero, me entretengo mirando a la gente que va y viene, parecen personajes de una serie norteamericana. Pero me detengo en un personaje... una joven de unos 21 años, pelo rizado y color brillante empolvado. Cruza la calle y no puedo evitar seguirla con la mirada. Desaparece entre la multitud, como si fuera tragada por el mar, y dan la verde.

Tiempo después -ya en casa- decidí salir a buscarla, sin saber dónde empezar-¿Dónde ir?¿Qué hacer?- fui a la esquina donde la vi desde el auto, Miguel Claro con Providencia, con la esperanza de encontrar algún dato.

La encuentro, después de dar una buena y larga caminata, en un café que bella es, trato de llamar su atención, pero parece no verme. Tras largo rato intentando ella se fija en algo que esta detrás de mí  y desaparece, sin dejar hulla- ni una marca de que ella estuvo ahí- quede perplejo.

Mucho después, me dirigí a la comisaria, para tratar de identificarla. Les di las características de ella y me dieron su nombre: Abril Valow, muerta en un accidente automovilistico, en Agosto de 1944.

Me sentí destruido a causa de un disparo errado. Pedí que me dieran la dirección de su tumba, para confirmar los hechos y despedirme por primera y última ves. Efectivamente eran los datos y deje un par de flores con un papelito diciendo: " Abril lo siento tanto por tu muerte". Me quedé ahí arrodillado frente al espíritu de la bella dama, llorando de pena.